lunes, 20 de octubre de 2025

Herramientas de diagnóstico profesional


ADOS-2 
Una escala de observación estandarizada que evalúa la comunicación, la interacción social y el juego de una persona a través de una serie de actividades estructuradas.
  • ADI-R
    Una entrevista estructurada que se realiza a los padres o cuidadores para obtener información detallada sobre el historial de desarrollo, comunicación e interacción social del individuo. 
  • Otras pruebas
    Un diagnóstico profesional puede incluir también pruebas de audición, habla, lenguaje, y en algunos casos, pruebas genéticas para descartar otras condiciones asociadas.
  • viernes, 17 de octubre de 2025

    Aspectos neurobiológicos del autismo (Parte 5)

     

    Un hallazgo interesante ha sido la hipersensibilidad en las vibrisas de ratones que padecen la ausencia del gen SHANK3, causante en los humanos del síndrome de Phelan-McDermid (deleción 22q13), entidad que asocia trastornos del neurodesarrollo, autismo y compromiso sensorial, debido a alteraciones en la sinaptogénesis en interneuronas inhibidoras vía GABA. Esta podría ser una interesante explicación de la base neurobiológica de ciertas disfunciones sensoriales en el autismo. 


    Conclusiones 

    La comprensión de las bases neurobiológicas del autismo es compleja y no existe una única explicación que permita abarcar toda la clínica, ni se conoce un marcador biológico específico. Sin embrago, poder identificar procesos relacionados a la cognición social, a los mecanismos moleculares, inflamatorios, de neuromodulación y las bases moleculares relacionadas a trastornos sensoriales son fundamentales. Seguramente, en los próximos años partiendo de modelos clínicos y genéticos bien definidos, podremos ajustar mas claramente las bases neurobiológicas, moleculares, genéticas y epigenéticas, comprendiendo cada signo o síntoma a un proceso biológico subyacente.





    jueves, 16 de octubre de 2025

    Aspectos neurobiológicos del autismo (Parte 4)

     Los niños con autismo tienen baja reactividad en la mayoría de las áreas de los circuitos de la empatía, que varían de acuerdo con las pruebas realizadas y el paradigma utilizado. Se ha detectado reducción de la actividad en la corteza prefrontal dorsomedial, el opérculo frontal, la amígdala y la ínsula anterior al juzgar sobre las características de las intensiones, motivos o estados mentales de un personaje de una historia simple, incuso al tratar de inferir lo que la persona piensa o siente (decodificando la expresión alrededor de sus ojos). Otro hallazgo es el procesamiento atípico en el área posterior del sulco temporal superior y la amígdala, ante observación de caras y emociones y menor actividad al solicitarles que imiten expresiones faciales emocionales en el opérculo frontal y giro frontal inferior. Las personas con autismo frecuentemente muestran dificultades para ‘ponerle palabras’ a sus propios sentimientos, fenómeno denominado ‘alexitimia’. Incluso al observar una imagen, con alta carga emocional, muestran menor actividad durante esta introspección en la corteza cingulada posterior, el polo temporal y el área dorsal de la corteza prefrontal, en esta última también observada al intentar leer la mente de los otros9, lo cual explicaría, en parte, la afectación en el desarrollo de la teoría de la mente. Anormalidades en las minicolumnas El “sistema” cortical está conformado por módulos (unidades funcionales de la corteza), minicolumnas, minicolumnas múltiples, macrocolumnas y redes a gran escala. Las minicolumnas son unidades básicas de procesamiento, ubicadas entre las capas 2 y 6 del neocórtex, contienen 250 neuronas y son verdaderos microprocesadores. Se ha detectado en cerebros de personas autistas mayor número de minicolumnas, siendo las mismas más pequeñas, con menor número de neuronas en cada una, aunque manteniendo el número total de las mismas, especialmente en la corteza prefrontal, habiendo además menos espacio en áreas de proyecciones inhibitorias (Gabaérgicas) . Estas minicolumnas anormales alteran la conformación de los módulos, su funcionamiento y la generalización. Esto podría desencadenar mayor especificidad y menor proyección o generalización y explicar (entre otras causas) los intereses restringidos, conductas estereotipadas, preferencias sensoriales, el no poder inhibir conductas, lo que llevaría a la tendencia a sistematizar. El autismo sería el producto de la hiperconectividad focal, lo cual generaría déficit en el proceso de información, y se relacionaría con la hipersistematización, manifestándose con tendencia a analizar objetos y eventos para comprender su estructura, predecir futuras conductas, obsesiones, conductas repetitivas, intereses restringidos, etc. Esta hipersistematización puede expresarse en diversos sistemas de acuerdo al nivel mental y a sus intereses, loo cual podría estar relacionado a la afinidad de los autistas por sistemas técnicos, fenómenos naturales, numéricos, colecciones, obsesiones por temas específicos, etc. Factores inflamatorios, inmunológicos y la microglía Las microglías son células neurogliales con capacidad fagocitaria y de soporte, que forman el sistema inmunitario del sistema nervioso central. La microglía no neuronal es fundamental durante el desarrollo del cerebro, la homeostasis y la plasticidad. Su anormal activación, por fenómenos inflamatorios, puede generar trastornos del neurodesarrollo y neuropsiquiátricos. La microglía se activa ante la inflamación, la cual puede ser el resultado de una infección, de circunstancias metabólicas, (ej.: diabetes), por prematurez o incluso otros eventos neonatales, por ejemplo, el dolor. En niños con autismo se han detectado procesos inf lamatorios constantes en diferentes regiones cerebrales, con activación de microglía, lo cual permite inferir que el cerebro autista no solo está “cableado” de una manera diferente, sino que también la neuroinflamación es parte del problema. De hecho, se identificaron fenómenos neuroinflamatorios activos en la corteza cerebral, en la sustancia blanca y en el cerebelo de pacientes autistas, con activación de células de la microglia y de astrocitos. Las proteínas encontradas sugieren que el propio sistema inmunitario del cerebro (no anormalidades inmunes del exterior) y el proceso inflamatorio serían los que inician y mantienen mecanismos crónicos de disfunción en el sistema nervioso central16. El análisis del genoma ha permitido identificar alteraciones en genes que se expresan en la microglía, incluyendo marcadores del estado inflamatorio. Todos estos procesos inflamatorios pueden producir cambios epigenéticos, con modificación de la expresión de genes que afectan la sinaptogénsis4. Los neuropéptidos y su influencia en el autismo La oxitocina (OT), la vasopresina (V) y la hormona liberadora de corticotrofina (CRH) tienen acción sobre el sistema nervioso central. La OT, conocida como la hormona del placer o socialización, aumenta su secreción durante el parto, el amamantamiento, etc. e incrementa la interacción social y la relación entre madres e hijos. Se ha detectado bajos niveles sanguíneos de OT en personas con autismo y mejoría de la alerta social ante su administración por vía nasal. El gen que codifica el receptor de la arginina vasopresina (AVP) se ha relacionado con el autismo y el comportamiento social. La CRH estimula la liberación de cortisol por la médula adrenal y en niños con autismo se ha observado respuesta disminuida al cortisol a factores estresantes sociales comparado con controles. Trastorno en la inhibición neuronal. Interneuronopatías Las interneuronas se encuentran en el sistema nervioso central, son verdaderos neuromoduladores que reciben, procesan y envían mensajes a la totalidad del organismo. A través del sistema GABA y la glicina coordinan la actividad de las neuronas, silenciándolas o activándolas de manera simultánea, dando lugar a un correcto procesamiento de la información por balance entre inhibición y excitación neuronal. Generan una verdadera sincronización, facilitando la plasticidad a través de la sinaptogénesis y “la poda sináptica” de los circuitos neuronales, durante la vida post-natal, siendo fundamental en el normal funcionamiento del córtex prefrontal y del sistema corticolímbico, Un desbalance entre esta excitación-inhibición puede aparecer en enfermedades como la epilepsia. Esto nos permite inferir que las “interneuronopatías” juegan un rol importante en el autismo y la epilepsia, por ejemplo, en el síndrome de Dravet, producido por una mutación en el gen que codifica el canal de sodio de las interneuronas GABAérgicas, que presenta epilepsia y conductas autistas. Las alteraciones en el mantenimiento de las sinapsis excitadoras, la plasticidad sináptica y la depresión a largo plazo, se relacionan a una disfunción en la señalización GABAérgica y contribuyen a la aparición de comportamientos autistas. La detección de una disminución de la expresión cortical de GAD67/GAD65 en cerebros de un grupo de pacientes con autismo, sugiere una disfunción inhibitoria. 










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    ADOS-2  :  Una escala de observación estandarizada que evalúa la comunicación, la interacción social y el juego de una persona a través de u...